jueves, 1 de diciembre de 2016

Primero que todo...

Aclaraciones del autor.


Lo primero que les contaré es de la tenaz la lucha que libré conmigo mismo para decidirme a escribir y contar estas  historias. Algunas conocidas solo por referencias de diferentes fuentes, y de algunas otras, propias de experiencias de mi vida.

Al cabo de muchas reflexiones y el espacio de varios días, acepté el desafío con el único deseo que fueran especialmente mis hijos los depositarios de mi esfuerzo.

Ellos como yo, sabemos que no pretendo posar como escritor. Que solo deseo dejar testimonio de mi vida. El testimonio de la vida de un hombre formado desde su niñez, infancia y juventud, recorriendo caminos azarosos y difíciles, que por su misma fiereza y crueldad fueron el acicate que ayudaron a templar todas las fibras de mi ser para poder resistir en futuro inmediato, con valor y sin quejas, los golpes que me tenía reservados la estrella de mi propio destino, y que solo en la etapa de adulto siendo esposo y padre de tres hijos, conocería y soportaría.

De éstos golpes causados por la enfermedad de mi esposa, y por el brutal secuestro de mi hijo, que fueron los dos acontecimientos más dolorosos de mi vida, les hablaré más adelante.

Antes de sumergirme a contar la experiencia que me tocó vivir por la incurable enfermedad de Rosa Edilma y del secuestro de mi ya difunto hijo Fabio Pantoja Urbano, hecho del que fui víctima con mis otros hijos, Nadia, Jessica, Richard y toda mi familia.

Deseo de manera sencilla hacer una breve reseña de mi niñez y mi infancia, y muy especialmente de la historia de mi hogar paterno, para dejar a mis hijos como legado, un pedazo de la historia de mi vida y de la vida de sus abuelos.

 

Guillermorelata.blogspot.com

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